martes, 30 de octubre de 2012

Minimalismo, simplicidad.

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He estado leyendo últimamente mucho sobre el estilo de vida llamado "minimalismo". Es una elección consciente de vivir con menos, de reducir las posesiones materiales a lo esencial (la cantidad de lo esencial depende de las necesidades y actividades de cada uno), de recuperar todo el tiempo, la energía, el dinero, el espacio, la atención que reclaman las cosas de nosotros, de concientizar nuestra relación con el mundo material. También tiene otra parte más "espiritual", por llamarle de alguna forma, que consiste en apreciar lo que se tiene, aprender a valorar cada instante, comunicarnos más y amar más a las personas que nos rodean, encontrar contentamiento en cada actividad, en fin, vivir más profunda e intensamente. Consiste en mucho más que eso, pero lo básico es la idea de vivir una vida más sencilla, menos complicada, y al mismo tiempo con mucho más sentido. 

Como en todo, hay quien se va a los extremos, poniéndose la meta de reducir sus posesiones a un número determinado de cosas (100 o incluso menos). Esto ya me parece un acercamiento más mecánico, menos consciente a este sistema.

He estado pensando cómo puedo incorporar este sistema a mi propia vida. ¿Por qué? Pues porque creo que necesito simplificar mi vida, porque uno de mis mayores problemas es que tiendo a complicarlo todo, y este, por consciente, me parece un buen sistema. En todo caso, no pretendo adicionar una nueva etiqueta a mi nombre y comenzar a identificarme como "minimalista". Solo intento tomar lo que me acomode del sistema, lo que creo que me sea útil para mejorar como persona.

Creo que nuestro exterior, lo que nos rodea, es un reflejo del interior, y uno de los puntos con los que más inconforme me siento es con mi entorno. Ya sé que es poner la carreta delante de los bueyes esto de convertir en causa lo que debería ser un resultado, porque lo primero debería ser poner orden dentro para que se refleje fuera, pero también sé que los factores pueden intercambiarse en ocasiones y que un cambio exterior puede actuar como catalizador para el cambio interior y necesario (esto lo he comprobado con anterioridad). Además, trataré de ir llevando ambos cambios, el interno y el externo, a la par.

Me gusta el lugar donde vivo, pero de vez en cuando me siento agobiada con las cosas que me rodean. Organizar no es la solución. Lo he hecho ya varias veces y el bienestar que produce es pasajero. Así que decidí llevarlo al siguiente nivel: comenzar a revisar los rincones de mi hogar, limpiarlos uno por uno, sacar lo innecesario y guardar solo aquello a lo que realmente doy uso o que tenga un valor emocional. 

Iré registrando en este blog mis progresos en este sentido. 
Elena

2 comentarios:

  1. A veces basta con encontrar la respuesta a la pregunta ¿por qué o para qué estoy aquí? de ahí se derivan muchas acciones.
    Mi deseo más grande es que encuentres lo que estás buscando
    Besos!

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    Respuestas
    1. Gracias por el consejo, Miriam! Y por los buenos deseos!
      Besos!

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"Sólo vivir no es suficiente...
uno necesita un poco de sol,
de libertad,
y alguna pequeña flor"

Hans Christian Andersen
 
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