Siempre he tenido la molesta
sensación de que no hago todo lo que puedo en un día, que no le saco el zumo a
mi jornada. He intentado mil cosas para evitarlo, desde aumentar la cantidad de
actividades que realizo hasta agradecer cada día al menos una cosa. Con lo
primero sólo conseguí subir mi nivel de estrés. Con lo segundo he conseguido
tomar conciencia de que los días no pasan en balde y de que en cada uno de ellos
hay algo valioso, pero esto no eliminó la dichosa molestia de que, aún así,
podría haber hecho más. ¡Quedaba tanto por hacer!
Un buen día, decidí hacer una
lista con todos esos pendientes. No miento si digo que la lista resultó ser
inmensa, pero el simple hecho de verla en papel la convertía a mis ojos en algo
más realizable. Decidí también dedicar un tiempito cada día para hacer al menos
una de aquellas cosas de mi lista. Si una tarea era muy complicada, la dividía
en porciones más pequeñas. Y la lista comenzó a bajar.
Así saqué la mayoría de los
pendientes que me molestaban, aunque cada día aparecen nuevas cosas por hacer.
No he dejado de anotarlo todo en mi lista. Voy con mi cuadernito a todas partes
y anoto en él todo lo que recuerdo que debo hacer. También he comenzado a
anotar ahí las nuevas ideas que se me van ocurriendo, porque es un hecho que el
cerebro tiende a recordar sólo una mínima parte de todo lo que piensa en el
día.
Desde que lo hago, puedo
asegurar que mi productividad ha aumentado bastante. Cuando llega el momento,
no tengo que estar gastando tiempo en recordar qué era lo que tenía pendiente o
cuál era aquella idea tan buena y, lo más importante, no le doy la oportunidad
a mi mente de comenzar a divagar o a entretenerse navegando por la web sin
rumbo fijo. Abro mi libretita, selecciono una de las tareas o ideas de mi lista
y pongo manos a la obra.
Esto sólo no ha bastado para
eliminar aquella mala sensación, pero la ha disminuido muchísimo.
Elena
Es preferible, tener mucho que hacer, a que llegue el día que no tengas nada, lo que hacemos a diario nos ayuda a vivir, si no hacemos algo, estamos muertas, imaginemos a una persona que no piensa, no lee, no está viviendo. Lo que sucede es que dejamos muchas tareas, en la memoria de la web,perdemos tiempo luego buscando lo que guardamos, acaso no es mas práctico anotarlas en una libretica? nos pueden catalogar de viejitas, pero esa tecnología funcionaba, que lo diga yo.
ResponderEliminarBienvenida, Ylba!
EliminarAhora es que he encontrado este metodo del cuadernito. "Tengo buena memoria" me decia siempre, y no es que no la tenga en realidad pero si que olvidaba muchas de las tareas por hacer o las ideas nuevas. Ahora va todo mejorando.
Besos!
Te entiendo muy bien Elena, ese estado lo viví cuando no trabajaba fuera de casa. Increíble que teniendo que mantener el orden en una casa con 4 hijos, siempre me sentía insatisfecha de lo realizado :( hasta que me decidí a trabajar fuera de casa, ahora sí, termina mi día y veo que hice algo de provecho, aunque cuando llego a la casa la encuentro patas arriba :S ¿no te estará haciendo falto algo así?
ResponderEliminarBesos!!!
Miriam, ya estuve trabajando fuera de casa una vez y en un muy buen lugar, pero la sensacion era peor... En la oficina no hacia mas que pensar en lo que queria hacer en casa, y cuando llegaba a casa estaba tan cansada que no hacia nada.
EliminarMi G siempre me dice que hay que encontrar la plenitud donde quiera que uno este y con cualquier cosa que uno este haciendo. Eso es lo que quiero aprender ahora, pero no es tan sencillo!
Besos!
Me parece que no estás hecha para pasar un día encerrada en una oficina :) tu G tiene razón, tiene toda la razón, lo que nos hace gritar Eureka! es cuando lo que "tenemos" que hacer es lo que "queremos" hacer :D
EliminarBesos!