Tirando zapatos viejos. Reconquistando mi espacio vital.

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Parte de la nueva filosofía que quiero ir introduciendo en mi vida a fin de simplificarla, implica que no quiero más cosas de las que ya tengo a mi alrededor, llenando todos los rincones de mi apartamento, ocupando mi espacio vital, mi atención y mi tiempo. De hecho, pretendo establecer una nueva regla:  

Si algo nuevo entra en casa, algo viejo debe salir. 

Así de simple. 

Hace poco unos amigos me regalaron unos zapatos, de esos altos y hermosos que le levantan la autoestima a una tan sólo de mirarlos. Pues resulta que cuando fui a guardarlos en la zapatera… ¡estaba llena! Claro que esto no es noticia. Es raro que una mujer tenga pocos zapatos, ¿no es así? Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de los pares que tenía allí guardados llevaban mucho tiempo sin uso, unos por viejos, otros por rotos, y otros más por incómodos. 

Por supuesto que los saqué todos, los metí en una bolsa de basura y los tiré inmediatamente. Dejé sólo los pares que uso, que me son cómodos y me parecen apropiados para el tipo de vida que quiero llevar. 

La pregunta es, ¿por qué no fui capaz de hacerlo antes? ¿Es realmente más sencillo acumular todo lo que ya es inservible, dejar que las cosas vayan invadiendo nuestro espacio y nuestra vida? 

Ahora tengo mucho espacio libre en mi zapatera. 

No pienso volver a llenarlo.

Elena